Ruta de los petroglifos de Santa Marina de Torre

img_20160809_115059

Comienzo y final: en Santa Marina de Torre
Dificultad: media-baja
Desnivel neto: 110 m.
Tiempo: 1 h – 1,5 h.
Época recomendada: todo el año salvo inclemencias
Distancia ruta: 3,7 km. (recorrido circular)

 

Santa Marina de Torre esconde un tesoro de hace más de 4.000 años. Son los llamados petroglifos, arte rupestre que en la Prehistoria fueron medio de comunicación y de expresión de creencias. Un antecedente de los signos que han derivado en la escritura.

En las inmediaciones del pueblo se han descubierto varias rocas con grabados rupestres tallados en la piedra. Son símbolos que evidencian la existencia de sociedades que se reconocían dominadoras del medio natural, ya en el Paleolítico superior, Neolítico y Calcolítico.

Los tres petroglifos de Santa Marina están ubicados en los parajes de la Peña El Trigo, El Paxaxe, y Las Abarrazas, y son los primeros que se localizan en la comarca berciana.

La asociación Carqueixa del Bierzo lo puso en conocimiento del especialista en la materia, Juan Carlos Campos Gómez, que no dudó al validar la veracidad del hallazgo, que automáticamente comunicó al Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León.

La ruta comienza en la parte alta del pueblo, en los caminos que a partir de los años 60 sirvieron para el transporte de carbón de la mina Boixán, una explotación minera que data de mediados de los años 50 que hoy es una escombrera sellada en la que se pueden apreciar, no con facilidad, algunos restos de la extracción del mineral.

En la primera parte de la ruta la primera parada es la peña El Trigo, donde los petroglifos están dispuestos en forma de surco y semicírculo. La segunda parada es El Paxaxe, donde se aprecian tallados similares pero algunos, incluso, con unas formas más ovaladas. En ambos casos, los caminantes deben desviarse ligeramente del camino atendiendo las indicaciones, para volver nuevamente a la ruta.

El recorrido se desvía posteriormente del camino natural por un sendero que comenzó a acondicionar el grupo voluntario de trabajo. Hay que atravesar una zona boscosa que en algunos puntos requiere de cierta habilidad, aunque no reviste una mayor dificultad. La siguiente parada es la denominada Cueva del Moro.

En este punto no hay ningún petroglifo –al menos del que se tenga constancia- pero se propone como parada y zona de descanso, apropiada para comer un bocadillo o simplemente hacer una pausa en la ruta. La denominación de “Cueva” no lo es tanto por la definición real de cueva sino por el nombre popular que perdura en el tiempo, con una pequeña cavidad en una roca donde la leyenda cuenta que era refugio de “los moros”.

La última parada es el petroglifo de Las Abarrazas, que también hace necesario desviarse de la ruta. La roca preside un mirador natural donde se puede contemplar, al fondo en la montaña, restos de la minería aurífera de la zona (Torre y Castropodame). En el grabado se aprecian surcos y cazoletas tallados en la piedra, alguna herradura y figuras ovaladas.

Las características de esta ruta circular no hace necesario volver hacia atrás, sino que el camino en línea recta lleva, de nuevo, al punto de inicio y al pueblo de Santa Marina de Torre.

El descubrimiento de estos petroglifos hace pensar que en el entorno podrían existir más rocas con grabados prehistóricos.  Aparezcan o no más vestigios de la Prehistoria, el pueblo hoy presenta con orgullo un descubrimiento que fomenta las señas de identidad, sobre todo cuando han sido ellos quienes han luchado, y siguen luchando, para que todo el que quiera pueda llegar con facilidad a conocer estos petroglifos.

 

croquis-recorrido